sábado, 17 de septiembre de 2011

Vae Victis

Me alimento cada día con el desprecio y los deshechos de esta sociedad de hipócritas. Gigantescas cucarachas de piel humana que pasean por la calle con los labios goteantes de veneno, infectando todo con su saliva putrefacta. Putas demasiado jóvenes para sangrar, asesinos imberbes que sodomizan a sus progenitores, usureros que con traje y corbata exprimen a los más desfavorecidos, serpientes de naturaleza hipócrita, cuya única meta es adorar al dios de su ego, fariseos que apuñalan a su prójimo por la espalda sin obtener beneficio, por el simple hecho de la alevosía...excrementos, escoria, despojos que se acumulan en la gran alcantarilla que son las ciudades.
Vivo rodeado de inmundicias, encerrado en la gran ciudad de Babilonia, condenado a vagar por las calles de esta hedionda necrópolis, que se derrumba pilar a pilar sobre sí misma, encarcelado entre bestias salvajes que me acechan incluso entre las brumas de mi sueño. Vacíos insondables se ciernen a mis pies, cubiertos de jirones de oscuridad que susurran sugerentes. Me incitan, me seducen, me apremian a dar el salto que me convertirá en otro más de sus esbirros, y como cada día al negarme se burlan y me increpan. Me torturan y recluyen, me marginan y destruyen como se aplastaría a un insecto. Cada vez deseo más la muerte, y el fin de esta dura existencia. Soy un cascarón vacío. Sin ideales, sin emociones, sin ilusiones...
Mi única meta es no sucumbir jamás a esta marea de desesperación que embarga mi alrededor. Mantenerme a flote sin importar el oleaje. Me postraréis, por la inanición. Me oiréis gritar, por el dolor de la tortura. Y aunque la sangre abandone mi cuerpo y el aliento escape de mis labios alzaré orgulloso la cabeza con la sonrisa del que nunca será vencido.

1 comentario:

  1. Aún cuando más oscuro esté el camino, recuerda siempre que estás rodeado de aliados dispuestos a luchar a tu lado. Que no te derrumbe nunca la obtusa decantación hipócrita de todo aquel borrego que acepta, sin más, todo lo que este sucio sistema les escupe en sus mentes vacías de humanidad. Todas esas personas insanas terminan colmandose por la insaciable aspereza de sus resentidos egos y terminan empequeñeciendo todo aquello que les pueda llegar a hacer sombra, para no escuchar esa voz que grita por escapar dentro sus cabezas. Ese clamor es la conciencia que les recuerda ante tal miedo, que ellos han perdido la batalla antes siquiera de saber que estaban en guerra...

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